Inicia el Cónclave: los 133 cardenales electores se encierran en la Capilla Sixtina para elegir al nuevo Papa
Esta tarde tuvo lugar un momento clave para la Iglesia católica: la solemne procesión de los 133 cardenales electores desde la Capilla Paulina hasta la Capilla Sixtina, dando inicio formal al Cónclave para la elección del nuevo Papa.
Aproximadamente a las 15:45 horas, los purpurados abandonaron la Domus Sanctae Marthae, donde residen durante el proceso, y se dirigieron al Palacio Apostólico. Unidos en oración en la Capilla Paulina, caminaron luego en silencio hasta la Capilla Sixtina, acompañados por el canto de las Letanías de los Santos. En la marcha, una larga fila de hábitos corales —salvo por las excepciones del rito oriental y el hábito blanco del dominico Timothy Radcliffe— marcaba la diversidad del Colegio Cardenalicio, compuesto por representantes de 70 países de los cinco continentes.

Una vez dentro de la Capilla Sixtina, que fue herméticamente cerrada para preservar la absoluta confidencialidad del proceso, los cardenales tomaron asiento según el orden establecido: por rango y por fecha de creación. La ceremonia continuó con el solemne juramento en latín sobre el Evangelio, comenzando con el ex secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, y seguido por cada uno de los electores. Todos ellos se comprometieron a actuar con recta intención, buscando exclusivamente la voluntad de Dios.
A las 17:46, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, monseñor Diego Ravelli, pronunció el ritual “Extra Omnes”, que ordena la salida de todos los no autorizados. Las puertas de la Capilla Sixtina fueron cerradas por el cardenal George Koovakad con un gesto solemne y definitivo. A partir de ese momento, los cardenales quedaron completamente aislados del mundo exterior: sin teléfonos, sin contacto alguno, solo ante Dios y su conciencia.
En el interior permanecen únicamente el Maestro de Celebraciones y el cardenal Raniero Cantalamessa, predicador emérito de la Casa Pontificia, quien ofreció una meditación espiritual para guiar a los electores en la trascendental misión que les ha sido encomendada: discernir, bajo la luz del Espíritu Santo, quién será el próximo Sucesor de Pedro.
Este es el Cónclave más numeroso y diverso en la historia de la Iglesia, en el que conviven experiencias de grandes urbes, pequeñas diócesis y comunidades que sufren persecución. El elector más joven es el ucraniano Mykola Byčok, de 45 años, mientras que el más longevo es el español Carlos Osoro Sierra, de 79 años. Entre ellos, rostros que se han hecho familiares al mundo por su presencia mediática y que ahora, alejados del ruido exterior, participan de uno de los momentos más sagrados del catolicismo.
Comienza así el tiempo de deliberación. El mundo espera, en silencio, el humo blanco.